martes, 13 de octubre de 2009

Aún



Aún si la boca bordada no dijera nunca
aún si el silencio no alcanzase detrás
se arrastraría entre sombras
/cansadas como ruinas/
esperando el síncope
de esta noche
/como todas las noches/
en que mis manos
alejaron el alba

Para no volver
sellando la suerte
/del agua que rompe
y no cesa/
dejando manchados mis labios
/de recuerdos/
en desatinados sueños
perdidos al amanecer

Aún si quebrara distancia
no habría creencia
pérfida lengua
que desanda los pasos
con palabras al céfiro
de perpetuos infames

He tomado en serio
lo que pertenecía al fuego
he de resistir el peso
de lo que aún respira
/acecha/desecha/
alguien crepita
en el silencio

Escalada bélica que mortifican
/errantes/
a los que no pisamos el suelo
/todavía/
por no chocar con la imperante
e inquebrantable realidad

he de mentirme
/como ahora/
diciendo que puedo
cuando no puedo

hacia el sol incierto
que brilla pálido
como la luna última
que la percepción impone
socavando las grietas
de otra esfera
de otro júbilo marchito

he de empujarme
/como ahora/
a una salida futura
que ya se ha derrumbado



Aún si la boca besada
fuera otra vez la brisa
amarga ésta
volvería a pernoctar
palabras repetidas
para deshacerlas
/como todas las noches/
en el orgasmo
de Dios.


sábado, 10 de octubre de 2009

Rosa



A la memoria de mi abuela



Última mano que roza el pelo
/tiernamente/
tiempo de dramitas lejos,
ojos brillosos, rasguños pequeños

las cosas de grandes con mi madre
con nosotros: el amor.
conmigo,
/con mi egoísmo de diez veranos/
lo absoluto

/de haberlo sabido
quizá/

Pero se esfumó una noche,
de esas noches solas,
que a un Dios implora,
el fin, el derroche

y cuántas criaturas
con ella, pretérito;
sin ellas
/al fin/

Chiquillos gritones
desterrados en provincias,
la ciudad siempre tan lejos,
una muere sola
/se dijo/

El hombre: perdido,
el siguiente:
/no querido/
ausente;
y a desandar
la oración

La pensión de testigo
pronto las venas
/hinchadas/enfermas/
No iban a aguantar
el médico lo dijo
/dolor/

Pronto el fetiche al cuerpo
ritual sádico
/despedida/
las lágrimas de los presentes
/siempre tan ausentes/
y
la miré
/tiernamente/
tiempo de dramitas lejos
ojos brillosos, rasguños pequeños

Uno,
/finalmente/
muere solo
/me dije/
y despedí su amor.

martes, 6 de octubre de 2009

Para que cuelgue el Sol


Este quiebre de olvido
sapiencia maltrecha
recoveco insólito de soledad
calcinada,
despoblada
para que cuelgue la noche


Este espacio de sombra,
ausencia que desecha,
presencia que imagina,
y en tu nombre
y nada más
nada más


Un cristal fragmentado
y el vuelo arduo
de encontrar la salida
onírico cielo
cerrando las grietas
para que no cuelguen las gotas


Volverá esta primavera
volverá esta madrugada
con tu nombre
pero será un lamento
El lamento
de firmamento infame
de pasados impares
de pérfidas cicatrices


Perdiendo,
abriendo
-sollozando-
los ventanales
Para que cuelgue el sol


sábado, 19 de septiembre de 2009

La Puerta Estropeada





Algo se rompió, se escucharon ruidos, cristales desechos, cuerdas destrozadas por un inexperto, una melodía interrumpida, un portazo final. Algo se rompió esa noche, nunca pensé que podía transitar caminos así, tenerle miedo a la luz, al cielo de vidrio, a la puerta que tomó prisionero mi dedo y, en especial, a mí mismo. No pensé que podía temerme. Yo, tan pensante, y ya no pensar, ya perder completamente perdido; desorbitados los sentidos, la valentía que enmascaraba la soledad quebrada, y la risa que ultrajaba entre licores cerrada, y tan solo yo, temiéndome temer; caminar en círculos, luego líneas rectas hasta la pared fría, mojada, llovizna incesante, llorisqueo horrible de mi alma afuera. Volver a la pantalla con los ojos hinchados y verla donde no me ve, y puede decir sin escuchar el ruido de la gota que se escapa, huyendo del musgo, liberándose del cuerpo, rumbo al piso, y explotar contra el suelo, como saltaron los conejos, como saltó él sabiéndose perdido. Del diez al once hay un abismo, era demasiado -¡cómo lo entiendo!- , y entonces saltar, la estación última, el final brindado a merced del contexto. Y leyéndolo me leía, ambos nos mirábamos, desde las páginas a la realidad, de la realidad a las páginas y la historia análoga se fusionaba en el final, el mismo de la gota (que ya es otra, y la misma) buscando zafarse de mí, de la terquedad con que la miro sin saber que la observo. O peor, sin importarle ya. Buscar el sueño, los ojos ciegos y otra realidad sin cosmos, que es librada al azar. Pero no hubo, no había, no. Nada de eso, seguir en cuerpo doliente, entre sábanas cada día más grandes, ofuscadas de estar conmigo, siempre conmigo, siempre. Y entonces lo temido comenzó a acercarse y regresión de mis años, abrazando mis piernas, buscando algo que esté fuera de mi, capaz de pelear con fantasmas ¿Quién era? ¿Qué era? Hacer, algo se debe hacer con eso y encima las gotas no cesaban. Y no poder volver, carajo. ¡Qué difícil se hizo! Extraviado veinte años, donde los fantasmas sí tenían peso, pero estas caras eran distintas, gota sobre gota, no dan tregua las malditas. Y pasar de lo interno a lo externo, cefaleas, tensiones, fiebre…levantarme buscando salida y la puerta se cierra y temiendo lo temido, me perdí. La oscuridad sofocante, el silencio horrible, tu ausencia, tu ausencia, y las gotas emprendieron la batalla, una tras otra, una tras otra, no dan tregua, no.

Esa noche pensé que no salía, que quedaba perdido para siempre, y temiéndome prisionero de lo involuntario, gobernado por la irracionalidad, sin recursos, sin sueño, sin vos, sin mí, finalmente desperté.

La mañana y su rutina me salvó de mí, de lo que ya no era, de lo que ya no soy.
Sé que algo se rompió esa noche, una melodía interrumpida, un portazo final.
Ya nunca podré ser el mismo.


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Casi Nada





Casi como que no podrá,
como si nada pudiera ser
con un todo, cómo, quién
sin nadie, contigo, sin nada

Casi como si lo intentara
y quedase entre sombras
como la noche, sin todo
contigo lo que deseaba

Quién, cómo podrá saber
si el viento fue alejando,
entre tantos, tus ojos

Como el precipicio
sin vicio, conquistada
casi nada, como todo


Mar Adentro



¡Cuánta espuma! Hay como manchas desgarradas con furia, y se levanta, empujada por el viento, una parte de la brisa, arrastra cuanto puede y rompe. Y nunca se termina. Ella es eterna, hermosa, violenta, única y tiene, lamentablemente, un mal juicio. No mira cuanto rompe, cuanto desgarra a su andar, empujada por el viento puede derribar lo que sea, y se deja hacer, sin reparo alguno. Es interminable, no me alcanza la vista, no hay otro lado, su único límite es el cielo. Quise llevarla conmigo, hice un gran esfuerzo realmente, absorbí cuanto pude, junté litros de ella, y aún así, sólo me quedé con partes de si misma; no está completa y me da una gran tristeza, tantas ganas de llorar que tomaría su mismo estado, sus mismas partículas, hasta convertirme y confundirme en el mismo líquido.
¡Pero cómo no recordar el principio! ¡cómo borrarlo! Fue lo mejor que tuve, fue la felicidad, el éxtasis, la pasión inigualable, mi locura. Pero claro, los demás…
Yo me protegía, lo admito, solo observaba a la distancia en un principio, y el vendabal era sorprendente, la forma en que rompía, la manera tan violenta de lo que quedaba pegado como la espuma; se deshacían en ella, se perdían, evaporaban !ay de ellos¡ yo solo observaba y disfrutaba, como en una llovizna, sin quedarme empapado, impregnado; así podía continuar, un tiempo, claro, un tiempo, porque después, no quedó otra: había que arriesgarse a la posibilidad de ahogarse o huir, ya era demasiado tarde para huir, y soy terco como la roca en la que rompe. Los primeros meses, nos acomodamos como pudimos, con limitaciones personales, uno al otro. Intransigente fue el paso del tiempo y produjo algo inigualable, pero todo fanatismo conlleva a la enfermedad, a actos que de tanta pasión rompen con la cordura, y así fue, pero no saben cuanto lo intenté, realmente no saben, hubo tormentas, tempestades, distancias y siempre, cayendo y golpeándome, lograba ponerme en pie, para seguir, siempre para seguir y volver a verla levantarse, así, tan feliz como si volara, y yo disfrutaba esos momentos, aunque supiera que, luego, iba a romper otra vez con un gran martirio sobre mi mente. Yo no pude elegir, llegó un momento que sentí a Sartre un gran farsante, yo ya no estaba eligiendo, moría por ella, no había yo sin vos, y la espuma fue ganando terreno, la sal fue impregnando mi cuerpo, y cuando ya no daba más: desapareció.

La busqué claro está, pero no estaba ahí, lamentaba su partida, me desesperaba no escuchar el ruído, tocar sus formas, sentir sus curvas abarcándome completo, rozando mis piernas, tocando mi cara, mojándome entero con su esencia; pensé en no seguir, y era, este pensamiento, la mayor huida de mi vida, buscar ese límite del cielo en sus formas eternas, y olvidarme, olvidarme de las manchas desgarradas con furia, de las cosas que se arrastraban en ella, de la fuerza con que quebraba, ahora, mi ser. Y cuando, convertido en mi propia sombra, apuraba los pasos al filo de un final, ella volvió, todo terminaba y ella volvió, fue la felicidad, la pasión, el amor que no pudo destruir el tiempo, y yo lloraba de alegría por dentro, y me empapé de ella, recobré sus formas, y nuevamente soñé, soñé como hace meses no soñaba. Pero, inextricable como toda marea, esta vez se acercó decidida a ahogarme, yo no lo sabía, quizá ella tampoco lo sabía, así que la llevé al primer lugar donde la conocí, solté litros de ella, sus manchas, sus brumas y sus formas e imploré al viento que la arrastrara lejos de mi vista, pero todo fue en vano, en el momento que, agotado, lanzaba las últimas gotas, un malestar se apoderó de mí, me quedé sin fuerzas y golpeó sobre mi frente, toqué la tierra, di vueltas y vueltas sobre el fondo, y ni bien logré salir, volvió a golpearme...

fui arrastrado mar adentro.


Este escrito fue también publicado en el  foro de Filosofía y Letras

El Salto





¡Salté! Justo cuando ya estaba por llevarme el tren. Y me quedaste mirando, con rabia de estación, de vagones llenos, de caras apretujadas contra el vidrio. Era el momento, en otro tiempo no hubiera podido, se me cerraban las puertas, sensación de una suerte de letargo esquizofrénico. Y entonces, desvarié en el pasillo, me confundí de brazo, luego el hombro no estaba en su lugar y finalmente la boca era una quimera.

Me quedé en el río, el salto me llevó directo, y vos me mirabas en el tren con cara pasmosa, de regreso de ciudad, de virulenta idiosincrasia de la que no estabas segura, y en el otro estrecho, yo salté. Aún no sé, no me decido, es demasiado peso la elección, dos caminos, dos destinos, salto, me quedo. Pero claro, el río no tiene tus gritos, y soy una persona solitaria. Decididamente conflictuada en espacios abiertos.

La botella de ron lagrimeaba, acostada, sus últimas gotas. Me quedé dormido en la arena…1842, Enrico da la orden de ir al frente, 450 hombres que ya estamos muertos antes de levantar el fusil, me borran el nombre, caigo herido, casi creo que ya estoy caminando sobre otra vida, pero ellos hablan tan fuerte que me irrumpen el sueño, luego nos arrastran por el lodo, preguntan cosas en alemán que no alcanzo a entender, las palabras transparentes no me sirvieron de nada. Ahora caigo al campo, me escupen la cara ¿y ahora qué hago? ¿así, maniatado, con una bala en la pierna y el pensamiento en otro lugar? ¿Les explico que lo único que sé es –y no muy bien- escribir cuentos? Me callo, me la banco, que le voy a hacer, no puedo moverme, me patean las piernas, y Woher kommst Du? Y luego Freut mich Dich kennengelernt zu haben, pero me patea el hijo de puta, Si me soltara un poco la cuerda, no sabés.
Se hace de día, debo haber dormido un siglo. Por suerte sigo en la arena, y no dentro del río…

Ya habrás bajado del tren, mordiendo los dientes, puteando, con la rabia al cuello, y el orgullo embarrado de venganza.

No sé si hice bien en saltar del tren sabés, pero tus gritos me dolían más que el balazo en la pierna...pronto miraron al cielo, una seña, y me dejaron tirado, atado, a la intemperie y librado a la suerte (o a la muerte) Dos aviones cruzaron el campo, pronto una lluvia de fuego, la tierra se levantaba en fragmentos y se esparcía a distancias de nosotros, entre el pelo, el casco partido de Agos, el brazo quebrado de Ivano y tu sonrisa; no lo vi venir, fue un estampido, las ráfagas pasaron sobre el casco, luego él cae, el fango, la frágil frontera y vi el final, tus ojos, tus labios, tu piel, los besos.

Todo se borró en un salto y te quedaste mirando las vías, con ese estado de shock tan lamentable, y tu cara empapada de rojo.



Discusión







-¿A España?
-Sí, si, a España, 1500 dólares
-Pero mirá que Italia…
-Dije Francia
-No, dijiste España
-Ah, bueno eso, si ¿Qué te parece?
-Yo tengo doble ciudadanía así que podemos, además vos sabés que yo voy con vos hasta China si querés
-Pero ¿quién habló de China?
-Es una forma de…
-Bue', eso, pero China no. Aparte yo no dije que me acompañes
-¿Eh? pero…
-Bueno, la otra vez sí te dije, pero es porque estaba en el trabajo, aburrida y…
-Ah, me ilusionás porque estás aburrida entonces
-¿Eh? Bueno, vos sabés cuánto te quiero
-Si me estás diciendo que te vás
-Yo me quedo acá ¿te pensás que me voy a ir a otro país? Estás loco
-¿Y si nos vamos a vivir juntos?
-Bueno, pero al campo
-¿Al campo? ¿y qué vamos a hacer ahí? Te vas a aburrir
-No, ves, no querés que nos vayamos juntos
-Claro que quiero, yo por vos…
-No, no querés ¡ves! Ahora sí que me voy a Portugal sóla
-¡Pará! ¿Estás loca? Si que quiero y sabés muy bien cuánto…
-Callate, dejá, me dio sueño, y ya estoy aburrida
(Se hace un silencio, mientras pasa un auto, vuelan las hojas de otoño, y una araña me pica en el cuello)
-Al fin un abrazo
-¿Qué abrazo? Te estoy quitando una araña.
-¡Uff!
-Uh, ya te pusiste demandante ¡cagamos!
-No. Bueno, volviendo al tema, yo te dije la otra vez que estaba refaccionando una casa vieja ¿porqué no nos vamos ahí? Ya casi está. Además el sueldo que gano ahora viste, sabés que no alcanzaría para el alquiler y la comida, y después el próximo año nos mudamos a…
- ¡Así cualquiera! No. Yo quiero un departamento cerca de mi casa y para mi, sóla
-¿Cómo sóla? Bueno, dejá entonces, no sé para que nos comprometimos, si al fin y al cabo, no querías que estemos juntos
-Y la verdad que no
-¿Eh? Pero entonces…
-Creo que es mejor tomarnos un tiempo
-No me jodas con eso, un tiempo es un final, además…
-No, vas a ver que no, es pasajero y…
-¿Cuánto tiempo?
-Un par de años
-¡Me estás jodiendo!
-No te pongas en víctima
-Pero es que yo…
-Shh! Dejemos las cosas como están
-¿Me vas a llamar mañana para mi cumple?
-Mañana no; quizá para tu cumple del 2011
-¡Pero estamos en el 2009!
-Te pedí un tiempo, querido ¡o no te acordás!
-Pero me dijiste que estemos juntos, que yo era el hombre más tierno y compañero que…
-Eso fue hace como dos horas, y yo vivo en el presente. Me voy
-Vos sabés muy bien cuánto…
Ese día me cerró la puerta en la cara, ni siquiera pude decirle cuánto la amaba, ya pasaron dos años y no supe más nada de ella.
No puedo odiarla, no me sale, sé que sería más fácil así, pero no. Miro mi cara al espejo, me pongo fiero, frunzo el ceño y nada, entonces repaso recuerdos malos, ciertas crueldades innecesarias, manchas de tinta en la blanca hoja, palabras que duraron lo mismo que el alba, y sigo, repaso soledades, cuento las veces que huiste, recuerdo puñales y sí, un momento, una bronca pasajera, suelto un insulto y ya está, eso es todo, nada. Qué lástima, pero no puedo odiarla, sería más fácil así.
Hoy es mi cumpleaños, miro el teléfono y cuento las horas. Aún no llama, comienzo a desesperarme, el médico ya me dio unas pastillas para tranquilizarme, pero las tiré al inodoro.

Estoy preocupado: seguro que olvidé darle mi número.

Fondo Negro






Me entregó dormido, cuando el día aclaraba, entre cervezas tiradas y la sangre en mis labios. Golpearon la puerta, a los gritos, y ella reía, tal vez de los nervios, pero reía. "es por tu bien Marcos" susurraba en un constante trinar de dientes, como si el frío de repente hubiera entrado en la habitaciòn. Lo sentí en el pecho, como una puñalada y la sangre que se va del cuerpo. No tenía fuerzas, eso es claro, pero de todas formas, la trompada dio en la mandibula del médico. "A mi no me lleva nadie" grité. "Es por tu bien Marcos, es por tu bien" Yo no estaba loco Marita, bastante deprimido sí, y sé que te asustaste al ver la sangre, pero ni siquiera fue intencional, no quise cortarme, no daba más sabés, quise tirar el mundo a la mierda cuando me dijiste que te ibas. Lo pensé, sólo lo pensé, ni siquiera pasé al acto conciente. Estaba deprimido, angustiado, cansado, pero no busqué la sangre. Fue un brote psicótico dirían después, pero yo no estoy loco Marita. Me metieron en la ambulancia, pronto las pastillas y las caras deformadas de los enfermeros, no sabés que horror ver sus caras desfiguradas, y "que hiciste" y "me borro" y no te borraste, seguiste tirando basura en público, ensuciando mis calles, buscando coartadas y lógicas de ocasión, hablando de invenciones y trucos perversos que no estaban en mi mente, es que ni siquiera fue intencional, pero claro, a la tercer pastilla ¡andá a explicarle a los médicos! deliraba, balbuceaba incoherencias, y el cuadro era locura, demencia ¡que otro iba a ser!

No estuve mucho tiempo adentro, me llenaron de pastillas y andaba en bolas por los pasillos, ahora que lo pienso, sino estás loco, ahí dentro, hacen lo necesario para que lo estés. Es increible. En una semana estaba en mi casa, no tomé más las pastillas, que se las metan en el orto, la angustia es una mierda pero estoy lúcido, para que cerrar los ojos, la realidad la disfrazan todos, con droga, con plata, con alcohol, con la mentira de que existe Dios, con cuentos, con violencia, con la mentira del goce individualista, con la superficialidad de lo material, con lo que se te ocurra Marita. A mi me duele el pecho cuando veo que te tomás en gracia un mundo que se cae a pedazos, yo lo veo todo negro decís, pero vos no tenés idea las cosas que yo pasé, y muchos se me fueron sabés, gente cercana que terminó mal ¿y vos pretendés que te siga el juego? esto es angustia y la saco como mierda puedo.

Hace un año que no te veo, sé de vos porque sos pública y tu burbujas son fáciles de encontrar -ayer compré tu libro, estaba en la parte de literatura erótica, como era de esperarse- pero me quedo a distancia sabés, no voy a ir a reprocharte, pero estabas equivocada, no fue por mi bien lo que hiciste, fue por el tuyo...y lo acepto.
Sí, yo te mandé los jazmines a tu casa ayer, no hay rencor Marita. No ando bien de salud, pero al menos ya no siento la sensación que se me cierra el pecho como cuando te ibas.
-todos los de la sala cuatro dirijanse al pasillo
Lo siento, me tengo que ir Marita, me espera un cigarrillo mojado y una lapicera con poca tinta en el pasillo, no se está tan mal después de todo. Espero que entiendas. Yo no estaba loco cuando me llevaron. Pero lo acepto, lo acepto.



(Pintura: Bruno Busnelli)

Vivir en-sueño




Yo quería explicarte que el goteo desinteresado de las tormentas lo sentía superfluo, que necesitaba mojarme con la lluvia, que tu mano entrelazando mis dedos podían transformar, con una inmutable forma de sueño, todo lo que yo veía o creyera ver; que el paso del tiempo no había modificado perjudicialmente el rojo de nuestras noches, ni el blanco de los días; un tono color gris, de vez en cuando, atenuaba y, dialécticamente, resaltaba los otros colores, pero el cielo comenzó a quedarse sin estrellas y sin luna el día que tu mano se hizo débil, tan débil que me sentí más sólo que cuando realmente lo estaba…por momentos tenía que mirarte para saber que estabas presente, aunque empezabas a perderte, y comenzara a extrañarte, y pensar que tus palabras repetían incansablemente aquello que subía por toda la longitud de mi piel, perpetuando el alma, o el misterio de ese espacio donde las endorfinas revolucionan el cuerpo, mi cuerpo al escucharte, el tuyo al corresponderte. Tu boca entreabierta y tus ojos cerrados casi lastimosos en el momento del orgasmo y esa profundidad tan inexplicable, parecido a un suspiro, que con el último aliento, decía justamente lo que sería profano rehacer…tal vez porque se deshizo en mis manos, con una deleznable e inquietante sombra en los colores del cielo. Nada está definido, la incertidumbre impera en los tiempos presentes y el espacio se curva dejando más condensado el oxigeno, y tu boca me acelera el pulso y me deja sin aliento, es cuando las palabras callan al roce repentino de los cuerpos, y te desnudo, mientras me tocás, siento tu vientre moverse, contraerse y abrir tu sexo.

-¡Ey ya es la hora!

¿Y dónde te has ido todas estas noches? Cómo podríamos perdernos; el cielo otra vez se abre y los colores, sí, en especial el rojo ¿lo ves? Otra vez, están ahí, movilizando cada sentido de nuestros cuerpos que son uno, por un momento y… ¿te vas? Otra vez a París, lo sé…porqué no hacer juntos el viaje, allá habrá colores, que podremos embelezar con palabras y nos sentaremos en el Café des deux Magots a ver el cielo, ¿te acordás? Eso puede ser nuestro, el viaje, los juegos ingenuos, el amor, la pasión y… ¿invención? No, nada de ello, es por nosotros.

Yo quería explicarte que no volaba entre sueños, como si fuesen pasatiempos, ni por distracción parsimoniosa, que proyectaba, en realidad, nuestros sueños hacia una realidad cercana, jamás abstracta; podemos hacerlo, conozco las formas y los colores irrecuperables –porque están continuamente creándose, modificándose, magnificencia de ellos-; multiplicación de espejos, y nada de eso me interesa, solo me miro en tus ojos, que ostentosamente fijan el tiempo en un letargo encantador, son de miel y tan grandes y la circunferencia donde me pierdo y me encuentro no pueden catalogarse dentro de enumeraciones abstractas, porque son míos, o eso, al menos, es lo que quisiera sentir realmente; pero ¿me los quitas otra vez? No quiero jugar al escondite nocturno, donde la mañana nos encuentre distraídos y apresurados en trivialidades, y tus ojos no me miren ya, como si no me pertenecieran. Quiero el juego donde pueda dibujar tus labios a cada momento de mi vida, y que vos sonrías ante mi creación apasionada, y que sepas que el musgo de mis ojos te pertenecen, que no brillan en tu ausencia…recuperemos nuestro cielo…

-Despertá Marcos ¡dale! Se hace tarde, acordate que hoy entrás a laburar a las siete. Sonia se fue a Francia otra vez ¿sabías? Menos mal que esa tarada te dejó, aparte no hubieses tenido el gusto de estar conmigo querido ¿no? Hoy capaz estarías en Paris, con ella, escribiendo cuentitos, esa estupidez que no sirve para nada. Bueno dale, que
tu jefe de sector se va a enojar si no llegás a tiempo para el balance.
Lavate la cara, parecés un muerto ¡Tus ojos ni brillan, papito!

¡No sé dónde tenés la cabeza realmente!


Carta irreal sobre un cuerpo



Como habré de esperar la basta llama en el ocaso de este invierno, sin luces en la escena del crimen ni criminales en quien prescribir la culpa, aunque sea, esa culpa inventada que no son más que coartadas de lo no logrado por uno mismo. En éste, mi último relato, me tienta en demasía contar su final y voy a ser condescendiente de mi deseo, mi pequeño deseo del gran anhelo que supo ser mi juventud.

Mi mujer ha muerto en la desdicha de su cólera, mi sobrevaluada amante ha decidido desistir de su vida y es esta ardua tristeza que me acompaña en la noche, lo que me pone colérico y enfermo; soy un cobarde! debí seguirla , debiera haberme ido con ella, tal como le prometí en esas cartas interminables que solía escribirle, pero no ha sido así.
Esta situación blasfema mi alma ultrajada, escribo casi por inercia, como un espectro en la noche más horrible de todas, como la rima mas hermosa despreciada por el silencio o tal vez la indiferencia.

¡Estoy muerto! ¡Sí, entiéndanlo amantes del lenguaje literal, estoy muerto en vida!
Soy el fantasma de esta casa, el cuidador de su sangre, el observador del cuerpo que yace sobre la alfombra, el ápice que se desase sobre la letra que muere, sombra de su cadáver putrefacto.

Debiera enterrarla pero, de solo pensar que mis ojos van a dejar de ver su hermoso rostro… ¡ay dios quisiera arrancármelos!
El teléfono suena en el ático; ¿a quien habría de importar su sonido? sin embargo oigo el ruido y me enloquece, me exaspera la realidad, no quiero más nada que mi mente fuera de toda realidad con este mundo!
Solo estamos tu y yo, amor! “Hasta que la muerte los separe” Estúpido cura, jaa ¿Acaso no estamos juntos? ¿Acaso nos separó la muerte? estás en mis brazos! como siempre lo has estado, y yo estoy muerto! porque después de todo…¿que es la muerte?...más que la cesación o interrupción de la vida! Mi vida está terminada…y yo estoy muerto, tal como te prometí!

El gato ha entrado por la ventana y frota su cuerpo sobre mis piernas y lo odio! No hace más que recordarme mi existencia en la tierra, de la continuidad de mi conciencia en el tiempo, de mi cuerpo dentro de este perverso espacio, no quiero que se acerque más a mi cuerpo…voy a asesinarlo ni bien frote mis piernas cariño! yo estoy muerto, así que deja de dudar de mi! he cumplido mi promesa!

Tu sangre tiene el rojo fuerte del amor que me has dado durante todos estos años, creo que tu alma aun me habla de una forma misteriosa, a través de símbolos a interpretar, a través de tu cuerpo ya sin vida… ¿Ya sin vida? aun eres humana, aun tu alma sigue sostenida a tu cuerpo, aun hay algún rasgo de actividad en tu materia…
Pero no! ¡No! perdona amor! mi mente suele pensarlo todo hasta el punto de perderme en mi propio laberinto. Sé que estás muerta, y no pienso quitarte ese beneficio de haber alcanzado la gran paz que anhelabas. Pero bien sabes amor, que dentro de esta angustia interminable que conlleva vivir, siempre fue nuestra conjunción la gran fuerza que nos ha dejado en pie, nuestro amor lo ha sido todo, y quien encuentre estas páginas sabrá a las anchas de lo que hablo…nosotros estamos fuera de su mundo! hasta el gato nos acompaña en la muerte ¡ya lo ves! ¿Lo ves? las cosas no iban a cambiar ¡te lo dije! que importa de la guerra, de las bombas que cayeron, del logro alcanzado por la izquierda o la derecha (no sé quien ganó la guerra, no he salido a la calle) nada importa mientras estemos en casa como siempre.

La mañana llega, el sol ya no lastima los ojos errantes, ¡me los he arrancado! De todas formas el cuerpo no me pertenece…el viento trae consigo el olor de la muerte, podría ser de nosotros ¡Que importa ya!...el reloj suena en la casa vecina…nadie nos ve. Estás fuera del mundo y yo decidí acompañarte tal como te prometí. Después de todo… 
¿Qué es la vida y la muerte?

A h1n1




Es algo así como un murmullo, viene de abajo, sube por las piernas, trepa por los muslos de aquella, la que ahora me mira, y sonrío, le sonrío y me dice que cuatro con cincuenta es la diferencia con la nacional, pero le dije que era un papelito, con tinta y sin sentido, que no importaba, y se rió como nunca, pero ahora la entiendo, ahora si, que ya pasaron 15 años y cualquiera puede decir cualquier barbaridad en público, y los que vuelan son de lo más extraños y no se adaptan dicen y en consecuencia no sirven, porque Darwin así lo teorizó, y todos aman el progreso del más fuerte capitalista, feroz, ferocidad, ferozmente y separémoslo en sílabas ahora ¿Y para qué?

Ayer me dije, y sólo a mí me dije, que ésto ya termina, que era una etapa y desde que estoy acá las cosas no van bien. Caen las notas, caen los colores y encima las lágrimas se vistieron de ferocidad y me trabo/oh cielo por encima de mi/ y a jugar con el fuego, inocente joven que renace, siempre algo dulce en esa melancolía, pero desde que estoy acá, ya sabés, separando sílabas y analizando ese relato, escucho tantas voces que no dicen nada, y tanto palabrerío que no se dirige a nadie, que nada quiere más que llamar la atención de los presentes para su contenta masturbación, y era obvio, me cansé (lamento que, ahora, estés buscando los tiempos verbales y digas ¡no!¡eso no va ahí!, pero ésto te lo escupo con ganas, sin A H1N1, no te asustes) Ahora el estado, y me he puesto grande y entiendo que cuatro con cincuenta el nacional es una buena inversión, pero no me interesa. Me gustan las seis horas y que el fin de semana es todo completo para mí, y el sueldo es poco, pero para lo mío me alcanza, no busco más, tengo un techo modesto y mi locura a cuestas, amigos de toda la vida que no traicionan, y la sonrisa que nace cuando olvido/te...mirá, te cuento, ahora todos están corriendo acá, varios muslos (de esos que te dan bronca si los miro) corren para el sector derecho, otros (de esos que me dan bronca, que son garcas, peces gordos que odio) hablan con el de bigote y les dice que aparenten, que tomen fotos y que nadie se contagie, que sino la presidencia se jode y hay que cuidar la imagen !qué lo parió¡ Me rio un poco si, tanta euforia, tanta teoría, y que ésta no sirve y que la otra no da la curva, pero puras patrañas, el que no cambia es el hombre que la ejecuta...entonces el cambio va por otro lado, me interesa saber que mierda está pasando, claro, así que me voy a meter con sus recursos mentales, y ver que los lleva a...y cuando les quite el velo, los mato con una tostadora...¡ay ay ay!, ¡Qué locura! ¡Basta!

Suena el teléfono, se rompió un vidrio en el hall central, ya le envío al personal, señora.