Como habré de esperar la basta llama en el ocaso de este invierno, sin luces en la escena del crimen ni criminales en quien prescribir la culpa, aunque sea, esa culpa inventada que no son más que coartadas de lo no logrado por uno mismo. En éste, mi último relato, me tienta en demasía contar su final y voy a ser condescendiente de mi deseo, mi pequeño deseo del gran anhelo que supo ser mi juventud.
Mi mujer ha muerto en la desdicha de su cólera, mi sobrevaluada amante ha decidido desistir de su vida y es esta ardua tristeza que me acompaña en la noche, lo que me pone colérico y enfermo; soy un cobarde! debí seguirla , debiera haberme ido con ella, tal como le prometí en esas cartas interminables que solía escribirle, pero no ha sido así.
Esta situación blasfema mi alma ultrajada, escribo casi por inercia, como un espectro en la noche más horrible de todas, como la rima mas hermosa despreciada por el silencio o tal vez la indiferencia.
¡Estoy muerto! ¡Sí, entiéndanlo amantes del lenguaje literal, estoy muerto en vida!
Soy el fantasma de esta casa, el cuidador de su sangre, el observador del cuerpo que yace sobre la alfombra, el ápice que se desase sobre la letra que muere, sombra de su cadáver putrefacto.
Debiera enterrarla pero, de solo pensar que mis ojos van a dejar de ver su hermoso rostro… ¡ay dios quisiera arrancármelos!
El teléfono suena en el ático; ¿a quien habría de importar su sonido? sin embargo oigo el ruido y me enloquece, me exaspera la realidad, no quiero más nada que mi mente fuera de toda realidad con este mundo!
Solo estamos tu y yo, amor! “Hasta que la muerte los separe” Estúpido cura, jaa ¿Acaso no estamos juntos? ¿Acaso nos separó la muerte? estás en mis brazos! como siempre lo has estado, y yo estoy muerto! porque después de todo…¿que es la muerte?...más que la cesación o interrupción de la vida! Mi vida está terminada…y yo estoy muerto, tal como te prometí!
El gato ha entrado por la ventana y frota su cuerpo sobre mis piernas y lo odio! No hace más que recordarme mi existencia en la tierra, de la continuidad de mi conciencia en el tiempo, de mi cuerpo dentro de este perverso espacio, no quiero que se acerque más a mi cuerpo…voy a asesinarlo ni bien frote mis piernas cariño! yo estoy muerto, así que deja de dudar de mi! he cumplido mi promesa!
Tu sangre tiene el rojo fuerte del amor que me has dado durante todos estos años, creo que tu alma aun me habla de una forma misteriosa, a través de símbolos a interpretar, a través de tu cuerpo ya sin vida… ¿Ya sin vida? aun eres humana, aun tu alma sigue sostenida a tu cuerpo, aun hay algún rasgo de actividad en tu materia…
Pero no! ¡No! perdona amor! mi mente suele pensarlo todo hasta el punto de perderme en mi propio laberinto. Sé que estás muerta, y no pienso quitarte ese beneficio de haber alcanzado la gran paz que anhelabas. Pero bien sabes amor, que dentro de esta angustia interminable que conlleva vivir, siempre fue nuestra conjunción la gran fuerza que nos ha dejado en pie, nuestro amor lo ha sido todo, y quien encuentre estas páginas sabrá a las anchas de lo que hablo…nosotros estamos fuera de su mundo! hasta el gato nos acompaña en la muerte ¡ya lo ves! ¿Lo ves? las cosas no iban a cambiar ¡te lo dije! que importa de la guerra, de las bombas que cayeron, del logro alcanzado por la izquierda o la derecha (no sé quien ganó la guerra, no he salido a la calle) nada importa mientras estemos en casa como siempre.
La mañana llega, el sol ya no lastima los ojos errantes, ¡me los he arrancado! De todas formas el cuerpo no me pertenece…el viento trae consigo el olor de la muerte, podría ser de nosotros ¡Que importa ya!...el reloj suena en la casa vecina…nadie nos ve. Estás fuera del mundo y yo decidí acompañarte tal como te prometí. Después de todo…
¿Qué es la vida y la muerte?
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